La ansiedad o estrés es una sensación experimentada por todos los seres humanos, en mayor o menor medida, en diferentes momentos de la vida. Se presenta ante una situación amenazante o desagradable para quien la enfrenta, la respuesta usualmente tiene manifestaciones físicas como sudoración, hambre o alarma.
ESTRÉS POSITIVO:
El estrés no sólo es
inevitable, también es necesario y deseable, es la fuerza emocional que, cuando
se da con niveles
moderados,
facilita el rendimiento, incrementa la motivación para actuar y anima a
enfrentarse a una situación amenazadora. En general, el estrés ayuda a afrontar
las situaciones, por ejemplo, permite estudiar para un examen que preocupa, o
nos mantiene alerta cuando hablamos en público.
ESTRÉS NEGATIVO:
Sin embargo, cuando alcanza niveles exagerados, esta emoción normalmente útil, puede dar lugar al resultado opuesto: impide enfrentarse a la situación, paraliza y trastorna la vida diaria.
El cómo las personas reaccionan al estrés dependerá de su personalidad, por esta razón hay sujetos que actúan con calma frente a ciertas situaciones, en cambio otros se alteran o se presentan afligidos ante a la misma.
Hay procedimientos para controlar, hasta cierto punto, la activación fisiológica, pero más importante es el cambio de actitud que la persona ha de desarrollar ante ella. Es mejor dejar de sentir temor ante estas reacciones que intentar controlarlas.